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El vecino extraño, Cécile Brandoullé

DSC_1215_1Se llama Demetrio. Demetrio Cortés. 3ºA. Lo ha escrito en su buzón con letra clara y hermosa. La letra de alguien que aprendió a escribir de mayor. O quizás de alguien que ha dejado los estudios a una edad temprana, por lo que su caligrafía se ha quedado congelada por la falta de práctica. O tal vez sea médico y haya decidido romper el mito de la ilegibilidad de cualquier escrito que salga de las manos de este gremio.DSC_1213_1

Siempre hace honor a su apellido. En sus idas y venidas por las escaleras de mármol del edificio, desliza cariñosamente su mano bronceada por el pasamanos de madera de castaño, y saluda con amabilidad a cualquiera que entra o sale del ascensor, ya sea en el portal o en los descansillos. Acompaña su escueto saludo de una pausa de unos tres segundos en su descenso o ascenso, y levanta sutilmente uno de los anchos bordes de su inseparable sombrero negro, adornado con una extraña pluma, casi tan fascinante como su acento. Ningún vecino consigue discernir de dónde proviene el deje de su habla, ya que sólo le han oído pronunciar cinco palabras: «buenos», «buenas», «días», «tardes» y «noches».

 

ilustraciones-nuria-gonzalez-08A raíz de su llegada, hace algo más de un mes, los otros cinco ocupantes del edificio han empezado a comunicarse entre ellos. Lo que antes bien podría haberse llamado el portal de las soledades aisladas y asépticas, ha pasado a ser un corrillo de cotilleos. El abogado del 1ºA, racista confeso y experto en temas inmobiliarios, no puede esconder su miedo y repulsa ante la cercanía de este intruso extraño de origen desconocido. Le encantaría encontrar la manera legal de expulsarle del edificio, pero su vecina de enfrente  le advierte que nada hace presagiar que Demetrio vaya a brindarle ni un sólo motivo para ello. A esta anciana devota que vive en el 1ºB lo único que parece preocuparle es la falta de un segundo apellido en la huérfana pegatina del buzón. Intenta deshacer los nudos de este misterio con una serie de conjeturas retorcidas, la peor de las cuales sería, según ella, que el pobre chaval  hubiera sido abandonado por su madre nada más nacer.

El biólogo del 2ºA, en paro desde hace tiempo, se pasa los días intentando encontrar, sin éxito, a qué ave pertenecía la pluma que orna el sombrero del Sr Cortés. Cada dos o tres días llega a la conclusión de que tal ave no existe, pero al día siguiente, aburrido y obsesionado, retoma su búsqueda virtual por los foros ornitológicos. De vez en cuando, le pide su opinión al naturópata del 3ºB. Pero la mente del especialista en nutrición y medicina natural está ocupada por otro misterio que intuye ligado a su campo de trabajo. Cada dos días exactamente, sin excepción, cuando oye los pasos de su nuevo vecino por las escaleras, el médico acerca su pupila a la mirilla de su puerta, y comprueba una vez más la presencia de la bolsa de papel kraft en la mano derecha del extraño. Como siempre, no lleva indicación alguna sobre su contenido o procedencia. A continuación, abre sigilosamente su puerta y asoma la nariz, al acecho de cualquier rastro olfativo. Sin resultado. Se está planteando seriamente ir a husmear en la basura comunitaria para averiguar el contenido oscuro de la bolsa muda.troche_img476

En cuanto al psicólogo del 2ºB, la preocupación que ronda su cabeza entre dos consultas y a veces incluso durante las sesiones con sus pacientes, es la de descubrir a qué se debe la fobia al ascensor que padece el Sr Cortés. ¿Experiencia traumática en la infancia, Claustrofobia, Cleitrofobia o Neurosis generalizada?

 

Esta mañana el buzón del 4ºA ha amanecido mudo. Pero la boca de cada uno de los otros cinco ha sido alimentada por una misma misiva, que dice así:

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Queridos y estimados vecinos:

ilustraciones-nuria-gonzalez-15Dejo hoy este pequeño microcosmos en el que he vivido casi dos meses en su grata compañía. Les pido disculpas por mi actitud voluntariamente distante, pero mis trabajos de sociología, y en especial los experimentos prácticos como este, requieren una discreción extrema para no condicionar el comportamiento de las personas que se van a observar. Para agradecer su involuntaria participación en mi investigación, les dedico estas palabras con el fin de despejar las dudas que les atormentan.ilustraciones-nuria-gonzalez-03

No tengo segundo apellido en mi documentación oficial, porque he nacido en Francia, y en ese país los hijos heredan únicamente el apellido de su padre. El mío era español, y emigró a Argentina, donde conoció a una bailarina parisina de gira por Latinoamérica. Ambos viven ahora en un apacible pueblo de la Riviera italiana y me han brindado la inmensa suerte de vivir en cuatro países diferentes a lo largo de mi infancia y adolescencia. Con lo que no me considero extranjero en ningún lugar, sino ciudadano del mundo, siendo la otra opción, impensable para mí, sentirme extranjero en todas partes. Y si en un momento dado se me invita a dejar un lugar por culpa de mis múltiples y diferentes orígenes, lo haré con gusto, y con la certeza de encontrar otro lugar en el que sentirme en casa. De mi estancia en Argentina, que fue la más larga y entrañable por muchos motivos, guardo mi acento y la pasión por el mate.  Me recuerda mi vida en Buenos Aires y me acompaña ahí donde voy. Lo suelo dejar almacenado en mi coche y bajo a por un paquete cada dos días. Tampoco me separo de la pluma blanca de albatros que pintó mi abuela a su antojo, inventando para mi historias de aves extraordinarias y coloridas, que algún día me enseñarían a desplegar mis propias alas,  para conocer el mundo. En cuanto a mi abuelo, que era ebanista y escultor, me enseñó a reconocer, valorar y disfrutar las maderas nobles, razón por la cual era par mi un ritual emotivo acariciar cada día la maravillosa columna vertebral de este edificio antiguo en lugar de coger el ascensor.ilustraciones-nuria-gonzalez-09

mathiole-3Les escribo esta carta a mano, porque me gusta más el roce de la pluma sobre el papel que los eructos tecnológicos de una impresora impostora. Escribo una copia idéntica para cada uno de ustedes, y  deseo fervientemente que la incipiente comunicación que he visto brotar aquí a raíz de mi presencia  crezca y se fortalezca.

Un cariñoso saludo,

Demetrio Cortés.

Relato escrito por Cécile Brandoulléilustraciones-nuria-gonzalez-06

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