Soy Gadea Vázquez Núñez , tengo 19 años y nací en el año 983. Estamos en el año 1002, vivo en Asturica. Mis padres son campesinos. Mis amigos Beltrán, Aldara y yo vamos a hacer el camino de Santiago para pedir el perdón de Dios porque hemos robado a otros campesinos para poder sobrevivir y no morirnos de hambre, ya que con tantos impuestos casi no nos queda comida. Por eso, estamos dispuestos a hacer el camino de Santiago, marcharemos del poblado en un día a este camino tan largo, nos tendremos que llevar burros con grandes alforjas. En esas alforjas meteremos un poco de comida y túnicas de repuesto . Para este camino hay muchas rutas diferentes, pero nosotros hemos decidido escoger el de la costa del norte .
Empezamos en Gijón, a 25 km de Avilés, esta etapa es sencilla y relativamente corta. Ahí nos refugiamos en la casa de unos conocidos con los que solemos hacer trueques y los burros los dejamos en su establo.
Al día siguiente, salimos rumbo a Muros de Nalón, esta etapa es de 22,5 km. Esta vez nos refugiamos en una iglesia a la que llegamos empapados y llenos de barro debido a las fuertes lluvias que había. Los burritos los dejamos en una establo del pueblo.
Nuestra tercera etapa es de 16 km hasta Soto de Luiña. En esta etapa hubo muchas subidas y bajadas e íbamos por el interior de la Península Ibérica. Una vez allí, dormimos bajo las estrellas y los burros los atamos a un árbol.
La cuarta etapa es Cadavedo, que nos quedaba a 23 km de Soto de Luiña. En este tramo del camino, hubo mucho desnivel y aquí pudimos descansar en una torre de la Baja Edad Media, es una torre popularmente muy conocida por ser una torre defensiva y medieval. En esta etapa no descansamos y seguimos caminando hacia Luarca que fueron 16 km en plena noche. Fue una etapa cómoda y corta , con un paisaje verdaderamente fantástico. Cuando llegamos a este maravilloso pueblo nos acogieron en una casa con seis hijos para poder descansar porque estábamos agotados por hacer dos etapas seguidas .
Después de dos días de descanso con una familia muy amable, retomamos el rumbo hacia La Caridad, que nos quedaba a 29.5 km. Esta etapa fue la más larga de todas, pero, después de hacernos dos seguidas, de un total de 39 km, podríamos bien con ella. En esta parte del camino no tuvimos vistas al mar y debido a eso se nos hizo un poco más largo de lo que nos esperábamos. En La Caridad nos refugiamos en una casa medio en ruinas.
Al día siguiente, marchamos rumbo a Ribadeo, un camino de 22 km corto y llano. Una vez allí nos acogieron unos monjes y nos dieron sopa de champiñones que estaba deliciosa. La verdad es que a todos nos sorprendió que los monjes nos acogieran, pero, por lo que nos dijeron en el pueblo, esos monjes eran diferentes: ayudaban a la gente del pueblo siempre que podían y donaban comida a las familias con más hijos y que tuvieran una mala situación económica.
Después de pasar una buena noche en la iglesia tomamos rumbo a Lourenza a 30 kilómetros de Ribadeo. En esta etapa ya fuimos yendo hacia el suroeste. Lourenza era un pueblo con poca gente y esta vez volvimos a dormir bajo las estrellas ya que hacía una noche muy buena y no había ninguna nube.
Al día siguiente, empezamos otra etapa que duraba 23 km y nos llevaría a Gontán. Esta etapa tampoco es muy larga, tiene subidas y bajadas. Cuando llegamos allí, todavía era temprano y decidimos hacernos otra etapa más hasta Vilalva. Esta fue muy corta, solo 18 km y el paisaje era hermoso. Cuando llegamos allí dormimos otra vez al aire libre, definitivamente el tiempo estaba a nuestro favor.
Ya hace once días que salimos de nuestro hogar: hoy nos dirigimos hacia Arzúa en una dura etapa de 59 km. Está llena de subidas y bajadas, constantemente, que hacen que nuestras piernas se cansen más de lo habitual. Cuando por fin llegamos, nos alojamos en una casa de una familia muy amable del pueblo.
Ya sólo nos queda la última etapa de 38,2 km. Una vez que llegamos, dejamos los burros atados a un km de distancia de la catedral. Fue impresionante ver delante de nosotros esa maravilla. Nos dispusimos a entrar y lo primero que hicimos fue ir a confesarnos. Después acudimos a una misa diaria durante el tiempo que estuvimos en esta ciudad tan hermosa.