Las opiniones no se expresan sólo con los adjetivos: “bueno”, “feo”, “impresentable”, “hermoso”…, o con los adverbios ( “falsamente”, “acertadamente”…, “mal”, “bien”). También existen los verbos calificativos.
Nos centraremos aquí, por razones de espacio, en los verbos del habla.


El siguiente peldaño, el tercero de nuestro relato, supone otro salto cualitativo: ya no se trata sólo de verbos que añaden información sobre lo dicho, sino que describen la manera en que fue expresado. Por ejemplo, aseguró (el hablante dio por cierto algo y lo hizo con convicción), o balbuceó (discurso entrecortado, actitud insegura), omusitó, vociferó…No obstante, los redactores suben a veces un escalón al emplear verbos que dan información adicional: «El presidente de la empresa anuncióque»… (pues dijo algo nuevo), o “el presidente matizó”, o “corrigió” (antes había expresado algo distinto), o «pronosticó que»… (su afirmación se adelantó a los hechos), o «insistió en que»… (porque repitió sus ideas)…
En un cuarto y último escalón figuran ya los verbos que, con acierto o sin él, no sólo interpretan o describen, sino que se adentran en el espíritu de quien habla. Así ocurriría en casos como “el presidente de la empresa se ufanó de que los resultados de este año serán mejores que los del anterior” (o se jactó, o presumió, aventuró, osó decir, fantaseó…).
Ahí tenemos ya los auténticos verbos calificativos, los que incorporan dos significados: uno objetivo (alguien dijo algo) y otro subjetivo (juzgamos a quien lo dijo). De ese modo, puede ocurrir que una persona exponga en su currículo con toda sencillez “soy licenciado en Derecho” y que luego lo vea reproducido así: “Fulano se jacta de ser licenciado en Derecho”.

Y quizás Pastor, el Rey o Renzi no se reconozcan en el verbo que alguien adjudicó a esas maneras de decir algo. Porque suplicar equivale a “pedir con sumisión”, conminar significa “amenazar” o “imponer”, y vanagloriarse implica “alabarse presuntuosamente”.
Vale la pena por ello prevenirse ante los verbos calificativos, que pueden ser tan discutibles, manipuladores o injustos como un adjetivo, sobre todo si se cuelan en un texto de aparente objetividad.
(Fuente: El País, 21-06-2015)