Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Flaco, tímido, provinciano y socialdemócrata (todo en el buen sentido), este ilustrador y autor de cómic español estudió Artes Plásticas y Diseño en la Escuela de Arte de Oviedo, y trabaja como profesional gráfico desde 2006.
Ha realizado ilustraciones, diseños, animaciones y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales o instituciones. Ha trabajado en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).
Colaborador de diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón), como autor de cómic ha publicado varias obras: La guerre du professeur Bertenev (Paquet/Dolmen 2006), Café Budapest (Astiberri 2008), Dublinés (Astiberri 2011) o La ruta Joyce (Astiberri 2011). Sus títulos más recientes son El otro mar (Astiberri 2013), auspiciada por la Fundación Mare Australe de Panamá, o Cuadernos d’Ítaca (Trabe 2014). Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco.
Ha recibido, entre otras distinciones, el Prix BD Romanesque Ville de Moulins, dos premios Haxtur, el Premi Josep Toutain SICB, el Premio Nacional de Cómic o el Premio Alfonso Iglesias. Sus obras han sido finalistas de importantes premios como el Euskadi de Literatura o la Mejor Obra española SICB.
En 2011 fue nombrado Terciu Malorián de la Reciella Malory.
Actualmente vive en Francia, donde trabaja en varios proyectos de cómic, ligado todavía a la Maison des Auteurs de Angoulême.
Dublinés
El asturiano Alfonso Zapico, premio autor revelación de 2010 en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona, se sumergió durante tres años en el proceso de creación de Dublinés, una novela gráfica centrada en la vida de James Joyce en la que recorre los momentos, conversaciones, penurias y aventuras con las que se fue construyendo una de las grandes figuras del siglo XX y por el que ha ganado el Premio Nacional del Cómic 2012, promovido por el Ministerio de Cultura.
Con un arduo trabajo de documentación y de plasmación en viñetas, este relato, salpicado de múltiples anécdotas, es además un cautivador viaje en tren por aquellas ciudades –Dublín, Trieste, París y Zúrich– por las que fue dejando su rastro de vida este irlandés universal. Ilustres autores van desfilando por sus páginas como Henrik Ibsen, W. B. Yeats, Ezra Pound, H. G. Wells, Bernard Shaw, T. S. Eliot, Virginia Woolf, Paul Valéry, Marcel Proust, Ernest Hemingway, Samuel Beckett, Sergéi Eisenstein, Henri Matisse, André Gide, Le Corbusier, y hasta Lenin.
Ya quedaba claro que a Zapico no le asustaban los retos, a priori complicados, cuando con Café Budapest (Astiberri, 2008) decide meterse de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido, tras caer fascinado por la figura de Joyce, este autor de la Cuenca Minera da salida a un metódico plan a partir de un viaje por la vieja Europa que le permite tomar innumerables apuntes de campo y desarrollar una precisa labor de documentación, incluyendo múltiples entrevistas con contrastados estudiosos de la vida y obra de Joyce, que le posibilitan dar brillo y entidad crecientes al proyecto de Dublinés.
De Dublinés sorprende su fluidez y ritmo ágil pese a la abundancia de cartelas (los recuadros de texto que actúan como la voz del narrador). «Nunca quise hacer un Ulises en viñetas. He intentado alternar el exceso de texto con cuadros de acción pura y dura y también aligerar estos pasajes y plasmarlos en un lenguaje sobrio. Pretendía establecer una conversación sencilla entre el narrador y el lector», matiza Zapico. Es de eso de lo que más se enorgullece: de no haber sacrificado la fluidez narrativa en favor de toda la información que contiene esta historieta de casi 250 páginas. «La ventaja de producir una biografía en formato cómic es que la historieta es más digerible siempre que se haga bien. Aún más en el caso de Joyce, que para muchos es sinónimo de obras voluminosas y crípticas que requieren guías aún más voluminosas para su comprensión». En ese sentido, Zapico cumple con nota el objetivo que se plantean -no sin cierto dolor- muchos autores; que el lector devore con fruición en apenas unos segundos una página que ha llevado horas o incluso días de trabajo.
Zapico admite que no tomó como ejemplo ninguna de las notables biografías en cómic que se han hecho hasta ahora. «Simplemente porque, como ya he dicho, la alucinante vida de Joyce me bastó como única inspiración». En todo caso es su nuevo tebeo el que puede servir de referencia a aquellos que se aproximen en un futuro al género biográfico a través del cómic.
En realidad el acercamiento a Joyce es doble, ya que un cuaderno de viaje, La ruta Joyce (Astiberri, 2011), relata la particular aventura de Alfonso Zapico en el proceso de gestación de Dublinés y su recorrido por las ciudades que visitó tras los pasos de James Joyce en su arduo proceso de documentación e investigación, que le llevó también a otras ciudades como Bilbao o Angoulême.
Los derechos de Dublinés se han vendido hasta la fecha en Irlanda, Francia y Polonia.
Café Budapest
Yechezkel Damjanich es un joven violinista judío que vive con su madre en la desolada Budapest de 1947. Un día, recibe una carta desde Jerusalén enviada por su tío Yosef, del que no sabe nada desde hace 12 años, y al que su madre aborrece sin razón aparente.
Huyendo de la miseria, ambos llegan a Palestina en un convulso momento político, justo antes de que los ingleses abandonen la región. El tío Yosef regenta el Café Budapest, un pintoresco local cercano a la Ciudad Vieja, donde coexisten judíos, árabes, occidentales… Un efímero oasis de armonía donde las notas del violín de Yechezkel no tardarán en dar paso al estruendo de los obuses Davidka, las bombas árabes, el odio y la destrucción. El Café Budapest se convierte en un pequeño escenario donde se reflejan el caos y la barbarie presentes en toda Palestina.